Tomando como ejemplo el programa expositivo y de actividades de la Harvard Society for Contemporary Art, en la primavera de 1929 se iniciaron las gestiones para formar un patronato y sentar las bases organizativas del futuro museo de arte moderno en la ciudad de Nueva York. En el verano de ese año, Alfred H. Barr Jr. aceptó convertirse en su director, cargo que desempeñó hasta 1943. Desde el primer momento, el propósito fue crear el museo más importante del mundo dedicado al arte moderno, para lo cual se diseñaron su colección, su programa expositivo y de adquisiciones y sus actividades educativas basados en una bien definida estrategia político-museística. Respecto a Pablo Picasso, y en particular a Guernica, el contexto bélico en el que se hallaba Europa a finales de 1939 y el prestigio del Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York hicieron del museo el lugar idóneo para albergar el gran cuadro de Picasso hasta 1981.

Promovido por Lillie P. Bliss y las esposas de Cornelius J. Sullivan y John D. Rockefeller Jr., el MoMA abrió sus puertas en noviembre de 1929 con la exposición Cézanne, Gauguin, Van Gogh, Seurat. Era toda una declaración de principios acerca de los fundamentos y las referencias del arte moderno sobre la que el museo se iba a construir. Como primer director, Alfred H. Barr Jr. diseñó un plan estratégico en el que preveía la expansión del museo, más allá de la pintura y la escultura, a otros ámbitos, disciplinas y prácticas artísticas, lo que se hizo efectivo a lo largo de los siguientes diez años con la creación de nuevos departamentos: dibujo, estampas, arquitectura y diseño, fotografía y cine, educación, itinerancia de exposiciones, préstamos, publicaciones, archivo y biblioteca, entre los más destacados. Desde entonces, y atendiendo a nuevas necesidades y realidades de las prácticas artísticas contemporáneas, el museo ha establecido nuevas áreas de trabajo (escénicas, performance, arte digital y desarrollos tecnológicos para el público) y espacios expositivos (MoMA PS 1). Asimismo, desde su fundación el museo ha tenido tres sedes y ha sufrido diversas remodelaciones y ampliaciones significativas. Gracias a su gestación y a su gestión a lo largo de estos casi novena años, el MoMA ocupa un lugar de referencia en el panorama internacional como institución museística y lugar de apoyo y difusión a la creación contemporánea.

El paso de Alfred H. Barr Jr. por la institución, cuya labor se sintetiza en los diferentes planes de actuación o diagramas que elaboró (1929, 1933, 1941), ha dejado una huella profunda en el devenir y en la historia del MoMA. Entendiendo el museo como un lugar de creación de conocimiento, privilegiado además por el hecho de trabajar desde la experiencia y el disfrute por parte del público de las obras de arte, a lo largo de los años se advierte la continuidad de una idea fuerza puesta en marcha por Barr: tejer un diálogo continuo entre la colección del museo, las exposiciones temporales y los relatos que conforman la historia del arte, tanto por lo que respecta a los movimientos artísticos como a sus protagonistas. En cuanto a Picasso, considerado ya en esos planes iniciales un factor fundamental en la configuración poliédrica del arte moderno, numerosas han sido las exposiciones que el MoMA le ha dedicado, en las que se ha abordado su obra desde diferentes enfoques: temático, cronológico, a partir de técnicas o materiales, y ya sea de manera individual o contextualizado con sus contemporáneos en los diferentes momentos de su trayectoria. En este sentido, tras Barr, todos los directores del MoMA, y especialmente los jefes del Departamento de Pintura y Escultura –como René d´Harnoncourt, Bates Lowry, William Lieberman, William Rubin, Richard Oldenburg, hasta su actual director Glenn Lowry– han contribuido a llevar a cabo alguna exposición dedicada a Picasso, muchas de las cuales pudieron contar con Guernica, allí en depósito por el artista hasta su entrega al Gobierno de España en septiembre de 1981.

Ver en la Cronología: