Dora Maar
Henriette Theodora Markovitz (1907-1997) fue una de las fotógrafas más destacadas del entorno surrealista francés, admirada por Man Ray, André Breton y Paul Éluard, entre otros. Documentó con su cámara el proceso de creación y las transformaciones del Guernica entre el 11 de mayo y el 4 de junio de 1937 en el estudio de Picasso ubicado en la Rue des Grands-Augustins.
Nacida en París en 1907, desde principios de los años treinta se dedicó tanto a la fotografía comercial como a su obra personal. En su trabajo como fotógrafa se distinguen cuatro líneas: la “fotografía de calle”, en la que la influencia de Atget en la sensibilidad surrealista se combina con el particular humor y la crítica social que caracteriza a Maar; la fotografía surrealista, como su célebre Portrait d’Ubu (1937-1938), símbolo del movimiento, que condensa las ideas sobre el origen siniestro y aparentemente inocente de lo monstruoso; los retratos, entre los que destacan sus amigos y círculo próximo; y, por último, la fotografía de moda y publicidad. Fue en los años treinta, durante su relación con Picasso, cuando retomó la pintura que había abandonado a favor de la fotografía. No obstante, tras su separación Maar fue progresivamente distanciándose del arte y los círculos artísticos hasta su retirada de la vida pública en los años sesenta.
Su implicación política, próxima al comunismo y contra el fascismo, que compartía con otros miembros del grupo surrealista, influye sin duda en su trabajo fotográfico callejero: tras el espíritu flâneur reconocible también en la fotografía contemporánea de Henri Cartier-Bresson, en ella lo miserable se convierte en crudo e inquietante, extrañamente distante y sin embargo sin resto alguno de condescendencia.
La figura y el talento de Dora Maar fueron eclipsados durante largo tiempo por la relación que mantuvo con Picasso, en parte “devorada” por el mito del genio del pintor. Las fotografías que tomó durante la realización del Guernica son una de sus obras más conocidas, aunque el conjunto de su obra ha sido reivindicada en los últimos años. Maar acompañó a Picasso en su estudio con el fin de documentar el proceso de creación del Guernica por encargo de Christian Zervos para publicarlas en su revista Cahiers d’Arts. Desde los contornos de las figuras principales hasta su finalización, quedaron registradas las “metamorfosis” del cuadro, como prefería llamar Picasso a las etapas de una pintura. La fotógrafa esquivó los problemas de luz y de espacio, por el tamaño del lienzo, mediante la aplicación de diferentes tipos de retoque fotográfico. En este sentido, la serie se convierte en la clave para entender Guernica como una obra que se conforma al hilo de los acontecimientos que la desencadenan.