Para conmemorar los treinta años de la realización de Guernica, se instalaron junto al cuadro un conjunto de treinta y ocho pinturas y dibujos preparatorios y dieciséis poscriptos a los que se sumaban cuatro fotografías de Dora Maar tomadas durante el proceso de creación. El encargado de celebrar la efeméride y de realizar la selección fue Alfred H. Barr Jr., director de Colecciones del Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York. Además, esta exposición tenía lugar el año de la retirada oficial de Barr la institución.

Esta muestra, que no supuso grandes movimientos de obras ni gastos de producción, constituía un ejemplo más del eficaz programa expositivo del MoMA, pertinente en sus propuestas y atento a sus necesidades para reafirmarse como una de las principales instituciones museísticas en el ámbito internacional, en unos años caracterizados por el afianzamiento de los discursos museológicos críticos, los nuevos centros de arte y los nuevos escenarios dedicados al arte contemporáneo (como la documenta de Kassel, que comenzó en 1955).

Abierta al público durante ocho meses (2 de junio de 1967 – 13 de febrero de 1968), además de recordar los tres decenios de existencia del cuadro y del conjunto de obras asociadas al mismo, la exposición homenajeaba la labor de Alfred H. Barr Jr. en el MoMA: el gran cuadro del siglo XX se encontraba en él gracias a su gestión y era el historiador del arte que más constancia e interés había mostrado en el estudio de la obra de Pablo Picasso hasta esa fecha. Sus libros y catálogos –como Picasso: Forty Years of His Art (1939) y Picasso: Fifty Years of His Art (1947), que constituye su tesis doctoral– son referencias fundamentales en esos años para el conocimiento del artista; y las notas y cartelas que como director del museo y director de Colecciones redactó para Guernica, sus dibujos preparatorios y sus postscriptos no perdieron nunca vigencia en los años durante los cuales el cuadro estuvo allí, como demuestra la nota de prensa de esa exposición de 1967, que recoge de manera íntegra lo escrito años atrás.

No obstante, además de ratificar la gestión de Barr con Guernica, esta exposición revalidaba la decisión tomada por Picasso en 1939 y en 1957 de mantener en depósito el cuadro y las obras asociadas al mismo. Dos meses antes de inaugurarse la exposición, a comienzos de abril de 1967, un grupo de artistas estadounidenses solicitaron a Picasso que retirara Guernica del MoMA en señal de protesta por la intervención de Estados Unidos en la guerra de Vietnam y los bombardeos realizados contra la población de ese país. Pese a las movilizaciones de distintos colectivos, siendo Angry Arts el más activo, y las discrepancias surgidas entre el personal y los patronos del museo, críticos e historiadores del arte en relación a esta petición, Picasso rechazó firmarla, señalando justamente el valor icónico antibelicista que jugaba el cuadro.