El bombardeo shock and awe (dominio rápido) de Irak por parte de la coalición liderada por EE. UU. comenzó el 19 de marzo de 2003 y fue seguido por una invasión a gran escala. La razón oficial que esgrimió esta coalición militar para lo que el presidente George W. Bush definió como “guerra contra el terror” fue que el gobierno iraquí de Saddam Hussein escondía armas de destrucción masiva, lo cual, como se demostró más tarde, era falso. Las protestas masivas en contra de la guerra, que se habían iniciado con su anuncio, continuaron a medida que trascendían los datos de la inmensa cantidad de civiles muertos y de los abusos y torturas a manos las tropas estadounidenses que incluyeron el uso encubierto de la “rendición extraordinaria” a nivel mundial.
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