Sabedor de que un nutrido grupo de las obras de Pablo Picasso que se conservaban en depósito en el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, incluido Guernica, iban a viajar a París y a tres ciudades alemanas a partir del mes de mayo de 1955, Alfred H. Barr Jr. organizó una reducida pero estratégica exposición con doce obras maestras del artista: presentaba las obras recién adquiridas de Picasso y servía de despedida temporal a un número importante de piezas del artista, en particular Guernica. La muestra coincidió con un momento en el que el MoMA ponía en marcha una eficaz política museística internacional, fundamentalmente buscando alianzas con instituciones europeas fundamentalmente.

Alfred H. Barr Jr., entonces director de Colecciones del MoMA, aludía a motivos museológicos para sostener la pertinencia de la exposición Picasso: 12 Masterworks (16 de marzo - 24 de abril de 1955). Por un lado, en 1952, el mismo año de su realización, el museo había comprado la aguatinta de Picasso Mujer en la ventana, incrementando así la colección de trabajos del artista. Por otro lado, esta exposición se organizaba en el marco de una muestra de obras de otros artistas europeos adquiridas recientemente: Henri Matisse, Alberto Giacometti y Gerhard Marcks, a los que se sumaba Yves Tanguy, francés de nacimiento pero nacionalizado norteamericano en 1948 y fallecido en enero de ese año. Esta muestra de arte europeo venía a ocupar el espacio dejado por las obras de los artistas norteamericanos que componían la exposición American Art in the Twentieth Century, organizada por el MoMA, en gira por distintos museos de Europa y que cumplía una labor entre pedagógica y diplomática entre las naciones en proceso de reconstrucción política y material en el escenario de la Guerra Fría. Otro ejemplo en este sentido y coincidente en el tiempo fue la larga itinerancia internacional de la exposición The Family of Man, ideada y producida también desde el museo de Nueva York.

Cabe entender la exposición de las doce obras maestras de Picasso como una despedida temporal y un reconocimiento al artista, pero también como un gesto por parte del MoMA por recordar su papel de coleccionista y depositario de un sobresaliente grupo de obras que iban a ser prestadas durante más de seis meses. La muestra, compuesta por trabajos que ya se encontraban en el museo, funcionaba como atracción y recordatorio para el público. Era una exposición express para un visitante inserto en la cultura de masas, y suponía la ocasión de ver y repasar, ahora de manera sintética, las distintas épocas y estilos de Picasso, desde Las señoritas de Avignon (1907), Ma Jolie (1911-1912), Los tres músicos (1921), Mujeres corriendo por la playa (La carrera) (1922), La pipa de Pan (1923), Las tres bailarinas (1925), El estudio (1927-1928), Joven ante el espejo (1932), Minotauromaquia (1935), Guernica (1937), Noche de pesca en Antibes (1939), hasta Mujer en la ventana (1952).